El 30-S el déficit seguía en el 9%

La suerte está echada. Ya nada se puede hacer por el déficit fiscal de 2012, cuyo objetivo era el 6,3% del PIB. Hacienda cree, y su fe se acrecienta a medida que se conocen más datos en estos primeros días de enero, que el déficit se situará en torno al 7%. O sea, que «vamos a estar» en el objetivo. Pero el análisis de las cuentas no financieras hasta el tercer trimestre de 2012 es desolador.

El Instituto de Macroeconomía y Finanzas de la Universidad Camilo José Cela que dirige David Taguas, ex responsable de la Oficina Económica de Presidencia con Zapatero, ha elaborado una nota de análisis de estas cifras del INE que indica que, incluso si el déficit se reduce un 20% en el último trimestre de 2012, el resultado final sería una desviación del 8,3%, lejos del objetivo. Esto se debe a que, a fecha 30 de septiembre, el déficit interanual era de 94.674 millones, un 9% del PIB.

Alcanzar la cifra que columbra Hacienda supondría una reducción del orden del 55% del déficit en el cuarto trimestre de 2012 frente al mismo período de 2011. La noticia es que el departamento de Cristóbal Montoro cree que esto es factible. Y no sólo por la supresión de la extra de los funcionarios, sino porque los ingresos por las subidas impositivas serán más altos el cuarto trimestre y la mayoría de las medidas de ahorro entraron en vigor en ese período. Además, hubo una serie de factores en el déficit de 2011 (9,44%) que este año no se repetirán: un 0,48% causado por el Frob, otras cuatro décimas del pago a proveedores, desviaciones «inesperadas» de Madrid y la Comunidad Valenciana.

Al margen del resultado presupuestario, el análisis de Taguas ofrece tres conclusiones más que son enormemente significativas.

La primera es que pese a la enorme recesión que padecemos, y a la buena marcha del sector exportador, la economía española sigue presentando un déficit por cuenta corriente del 2,3% del PIB pese a los superávit registrados en agosto y septiembre. Esto significa que el ahorro interno no es suficiente para compensar nuestro gasto e inversión. Ya no es que al Estado le falten 25.000 millones para cuadrar sus cuentas, es que nos faltan a toda la economía española. Este déficit es un problema estructural que no se resolverá con parches y que plantea una tensión adicional para el país.

Una segunda evidencia es que el ahorro de las familias está en un nuevo mínimo histórico. La tasa de ahorro cayó al 5,7% del PIB en el tercer trimestre. El anterior récord era del 6,3% anotado en 2006. Una política fiscal penalizadora del ahorro tiene mucho que ver con esto, así como la negativa a asumir que la economía sustentada únicamente en el consumo es una pura falacia.

Por último, el ahorro público sigue brillando por su ausencia (está en un -5,6% del PIB). Lo más inquietante es que todo el ahorro realizado en el proceso de consolidación fiscal del Estado español desde el 2010 equivale casi exactamente a la reducción de la inversión pública, el gasto más fácil de eliminar de un presupuesto. Así, la inversión pública ha pasado de suponer el 4,5% del PIB en 2010 al 2,1% actual. Los mismos 2,4 puntos que más o menos había bajado el déficit hasta el 30 de septiembre.

john.muller@elmundo.es